05/04/2014
"A Salam Alaykum Warahmatulla.
Hermano
Daniel.
Hace poco te envié una
información sobre Anselmo de Turmeda.
El fue un frayle franciscano
catalán del medioevo.
Como buscador inquieto de la
verdad, sintió que no la estaba encontrando entre los católicos y decidió visitar
su prior franciscano, no se si en Roma o en asís.
Al comunicarle su inquietud al
prior, este le dijo:
- "¡Si buscas la verdad, ve
entonces con los musulmanes. Ellos la tienen!"
Sorprendido, fray Anselmo, le
respondió:
- "¿los musulmanes? y si es
así, ¿porqué ud. no está entre ellos?"
El anciano prior dijo:
- Ese es un acierto que se ha ido
acentuando poco a poco en mi corazón, pero, entiende, yo ya estoy muy viejo
para emprender esa aventura. Hazlo tú por mí!"
No se sabe si fray Anselmo volvió
a España o si directamente desde Italia tomo rumbo a noráfrica. Allá abrazó el
Islam y nunca más volvió a Europa, convirtiéndose en un famoso buscador de Lo
Sagrado.
Hermano Daniel. Si buscas
sinceramente la verdad ya sabes dónde encontrarla.
Inshallah.
Faruq"
Recuerdo hoy con entusiasmo a San Anselmo de Turmeda no solo por la particular historia del santo franciscano, sino porque evoca en mi un bello mensaje enviado por el hermano Faruk Alí en una tarde como hoy 5 de Abril pero del año 2014 desde algún lugar bello de Nariño, seguramente retirado del ruido del mundo moderno que le preocupaba tanto por su inexorable destino de autodestrucción; seguro Faruk se ha de encontrar hoy en algún lugar donde cultivara con seguridad su pasión por la escritura, por entero la práctica del Islam, y la vida en común unión con la naturaleza.
Continúe la indagación sobre Anselmo de Turmeda, y poco se encuentra de él excepto si se indaga por su nombre que adopto del Árabe después de su conversión al Islam, a saber: Al-Tarjuman (El traductor), se sabe entonces que escribió un famoso libro llamado: "El regalo a los Inteligentes por Rechazar los Argumentos de los Cristianos" en cuya Introducción habla de sí mismo, su propia historia, la cual presento aquí tal cual como la hizo llegar posteriormente también Faruk la cual me resulta mas que apasionante:
"Que todos sepan que vengo de la ciudad
de Mallorca, que es una gran ciudad en el mar entre dos montañas y dividida por
un pequeño valle. Es una ciudad comercial, con dos maravillosos puertos.
Grandes barcos mercantes vienen y echan anclas en el puerto con diferentes
productos. La ciudad está en la isla que tiene el mismo nombre -Mallorca, y la
mayor parte de su tierra está poblada con higueras y olivos.
Mi padre
era un hombre muy respetado de la ciudad. Yo era su único hijo. Cuando tenía 6
años, me envió con un cura quien me enseñó a leer el Evangelio y lógicamente,
lo terminé en seis años. Después de eso, dejé Mallorca y viajé a la ciudad de
Larda, en la región de Castilla, que era el centro de aprendizaje de los
cristianos en esa región. Más de mil estudiantes cristianos se reunían allí.
Todos bajo la administración del cura que les enseñaba.
Estudié el Evangelio y su lenguaje por otros
cuatro años. Después de eso, me retiré a Bologne en la región de Anbardia.
Bologne es una gran ciudad, siendo el centro de aprendizaje para muchas
personas de esa región. Cada año, más de dos mil estudiantes de diferentes
lugares se reúnen allí. Se cubren a sí mismos con ásperas vestimentas que
llaman el "tono de Dios".
Todos ellos, sean hijos de trabajadores o de
gobernadores, llevan esta vestimenta, para hacer que los estudiantes se
distingan de los demás. Sólo los curas enseñan, controlan y los dirigen. Viví
en la iglesia con un cura anciano. Era muy respetado por su gente debido a su
conocimiento, religiosidad y ascetismo, que lo distinguía de los otros curas
cristianos.
Llegaban preguntas y pedidos de consejos de
todos lados, desde reyes a gobernadores, junto a presentes y regalos. Esperaban
que aceptara sus regalos y les garantizaran sus bendiciones. Este cura me
enseñó los principios y enseñanzas del cristianismo. Me volví muy cercano a él,
sirviéndole y asistiendo sus tareas hasta que me convertí en uno de sus mejores
asistentes, entonces me confiaba las llaves de su hogar en la iglesia y la
comida y bebida que guardaba.
Solo se quedaba con una llave de un pequeño
cuarto en donde solía dormir. Pienso, y solo Dios lo sabe, que tenía sus cosas
más queridas allí. Fui un estudiante y sirviente por un periodo de diez años,
luego enfermó, y no pudo cumplir con las reuniones de sus compañeros curas.
Durante su ausencia, los curas discutieron algunos asuntos religiosos, hasta
que llegaron a lo que fue dicho por el Dios Todopoderoso a través de su Profeta
Jesús en el Evangelio:"Después
de él vendrá un Profeta llamado Paracleto."
Discutieron bastante acerca de este profeta y
quien era entre los profetas. Todos brindaron su opinión de acuerdo a su
conocimiento y entendimiento; y terminaron sin llegar a ninguna conclusión
acerca del asunto. Fui a mi cura, como siempre y me preguntó qué fue lo que se
habló en la reunión del día.
Le mencioné las diferentes opiniones de los
curas acerca del nombre Paracleto, y como finalizaron la reunión sin aclarar su
significado. Me pregunto: "¿Cuál fue
tu respuesta?" Le di mi opinión tomada de la interpretación de un
conocido exégesis. Él dijo que era casi lo correcto como la de algunos curas, y
que otros curas estaban equivocados:"Pero la verdad es diferente. Es
porque la interpretación de ese noble nombre la conocen solo algunos eruditos.
Y tenemos muy poco conocimiento".
Me arrodille y bese sus pies, diciendo:
"Señor, usted sabe que yo he viajado y he llegado a usted de un país
distante, le he servido ahora hace ya diez años; y he obtenido más conocimiento
del estimado, por favor dígame la verdad acerca de ese nombre". El cura
lloró y dijo: "Mi hijo, por Dios, te estimo mucho por servirme y dedicarte
a mi cuidado. Saber la verdad de este nombre, es un gran beneficio, pero es
también un gran peligro. Y temo que cuando sepas este nombre y los cristianos
lo descubran, te maten de inmediato".
Dije: "Por Dios, por el Evangelio y Él que
fue enviado con él, nunca le hablaré a nadie acerca de lo que me dirá, lo
guardaré en mi Corazón". El dijo: "Hijo mío, cuando llegaste de tu
país, te pregunté si estabas cerca de los musulmanes, y si se atacaban
mutuamente. Esto fue para probar tu odio hacia el Islam. Sabe, hijo mío, que
Paracleto es el nombre de su Profeta Muhammad, a quien fue revelado el cuarto
libro que menciona Daniel. Su manera es la clara manera que se menciona en el
Evangelio".
Dije: "Entonces, señor ¿Qué es lo que
dice acerca de la religión de estos cristianos?" El dijo: "hijo mío,
si estos cristianos se hubiesen permanecido en la religión original de Jesús,
entonces estarían en la religión de Dios, porque la religión de Jesús y la de
todos los demás profetas es la verdadera religión de Dios. Pero la cambiaron y
devinieron incrédulos".
Le pregunté: "Entonces señor, ¿Cuál es
la salvación?" El dijo: "Oh, hijo mío, abrazar el Islam". le
pregunté: "¿Será salvado el que abrace el Islam?" El respondió:
"Si, en este mundo y en el próximo". Yo dije: "El prudente elige
por sí mismo; si sabe, señor el mérito del Islam, entonces ¿Qué lo aleja de
él?" El respondió: "Hijo mío, Dios Todopoderoso no me expuso a la
verdad del Islam y al profeta del Islam hasta que fui viejo y mi cuerpo se
debilitó.
Si, no es una excusa, por el contrario, la
prueba de Dios se ha establecido en nuestra contra. Si Dios me hubiese guiado a
esto cuando tenía tu edad, hubiese dejado todo y adoptado la religión de la
verdad. ¡El amor por este mundo es la esencia de cada pecado, y mira cómo soy
estimado, glorificado y honorado por los cristianos, y cómo vivo con
influencias y confort! En mi caso, si muestro un leve inclinación hacia el
Islam me matarían inmediatamente.
Suponte que me salvo de ellos y consigo
escaparme con los musulmanes, ellos dirían, ¡no cuentes con tu Islam a favor
nuestro, por el contrario te has beneficiado solo por entrar en la religión de
la verdad, la religión que te salvara castigo de Dios! Viviría entre ellos como
un pobre hombre anciano de más de noventa años, sin saber su lengua, y moriría
entre ellos de hambre.
Soy, y toda alabanza se deba a Dios, en la
religión de Cristo y la que llego con él, y Dios sabe eso de mi". Entonces
le pregunté: "¿Me recomienda que vaya al país de los musulmanes y adopte
su religión?" el me respondió: "Si eres sabio y esperas salvarte,
entonces corre por aquello que te salvará en este mundo y en el más allá. Pero
hijo mío, nadie está presente con nosotros; esto queda entre tú y yo.
Haz un gran esfuerzo y mantenlo como un
secreto. Si se sabe y la gente sabe de ello te matarán inmediatamente. Yo no
serviré para salvarte. Tampoco servirá que les diga que yo te hablé del Islam,
o que te alenté a ser un musulmán, porque lo negaré. Confiarán en mi
testimonio. Por lo tanto, no digas una palabra, pase lo que pase". Le
prometí no hacerlo.
El
estaba satisfecho y contento con mi promesa. Comencé a prepararme para mi viaje
y le dije adiós. él rezó por mí y me entregó cincuenta dinares de oro, tomé un
barco hacia la ciudad de Mallorca donde permanecí con mis padres por seis
meses. Luego viajé a Sicilia y permanecí allí por cinco meses, esperando un
barco con destino a la tierra de los musulmanes. Finalmente, llegó un barco con
destino a Túnez.
Partimos antes de la puesta del sol y
llegamos al puerto de Túnez al mediodía del segundo día. Cuando bajé del barco,
eruditos cristianos que habían escuchado de mi llegada fueron a encontrarme y
permanecí con ellos por algunos meses con comodidades. Después de eso, pregunté
si había algún traductor.
El Sultán en ese tiempo era Abu al-Abbas
Ahmed. Dijeron que había un hombre virtuoso, médico del Sultán, quien era uno
de sus más cercanos consejeros. Su nombre era Yusuf al-Tabib. Estaba muy
satisfecho de oír esto, y pregunte donde vivía. Me llevaron allí para conocerlo
en privado. Le conté mi historia y la razón por la cual había venido aquí; que
era abrazar el Islam.
El estaba inmensamente satisfecho con el
asunto y me ayudaría a hacerlo. Fuimos al palacio del Sultán. Él se encontró
con el Sultán y le contó mi historia y pidió permiso para que yo lo conociera.
El Sultán aceptó, y me presenté ante él. La primera pregunta fue acerca de mi
edad. Le dije que tenía treinta y cinco años. Luego preguntó acerca de mis
conocimientos y la ciencia que estudiaba.
Después de decirle me dijo. "Tu llegada
es la llegada de la bondad. Sé musulmán con la bendición de Dios". Luego
le dije al doctor: "Dígale al honorable Sultán que siempre pasa cuando
alguien cambia de religión que la gente lo difama y habla pestes de él. Por lo
tanto, desearía si él amablemente mandara traer a los curas cristianos y
mercantes de la ciudad para preguntarles acerca de mí y escuchar lo que tienen
que decir. Luego, por la voluntad de Dios, aceptare el Islam".
Él, envió buscar a los curas y a algunos
mercantes cristianos y dejó que me quedara en un cuarto contiguo para que no me
vean. "¿Que dicen de este Nuevo cura que llego por barco?" preguntó.
Ellos dijeron: "Es un gran erudito de nuestra religión. Nuestros obispos
dicen que es el más sabio y nadie es superior a él en su conocimiento
religioso".
Después de escuchar lo que los cristianos
dijeron, el Sultán me envió a llamar, y me presenté ante ellos. Declaré los dos
testimonios que no hay otro dios más que Dios y que Muhammad, que la piedad y
bendiciones de Dios lo acompañen, es su Mensajero, y cuando los cristianos
escucharon esto dijeron: "Nada lo ha inducido a hacer esto excepto su
deseo de casarse, ya que los curas en nuestra religión no pueden casarse".
Luego se retiraron en aflicción y dolor.
El Sultán me destinó un cuarto de dinar por
día del Tesoro y me permitió casarme con la hija de Al-Hayy Muhammad al-Saffar.
Cuando decidí consumar el matrimonio, me entregó cien dinares de oro y un
excelente traje. Luego consumí el matrimonio y Dios me bendijo con un hijo a
quien llame Muhammad como bendición por el nombre del Profeta".
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